10 de enero de 2016

5 Consejos para aumentar la empatía con tus alumnos y alumnas 

La palabra Empatía procede del griego y significa ‘lo que sufre’ o, lo que es lo mismo, la capacidad que tiene una persona de comprender las emociones del otro.


Este concepto para mí tiene una importancia capital a la hora de relacionarnos e interactuar con nuestros alumnos de clase. Cuanto mejor les comprendamos, más recibiremos de ellos a cambio. Esta Inteligencia Interpersonal, en palabras de Howard Gardner, revierte directamente en muchas de las acciones que nuestros alumnos llevan a cabo durante la jornada escolar.


Empatía

 Imagen extraída de Shutterstock
Posiblemente os habréis fijado como durante el curso escolar hay profesores que conectan muy rápidamente con los alumnos y eso les pasa año tras año, mientras que otros mantienen una relación con sus alumnos algo más complicada. Son los profesores que no “conectan” con los alumnos.
 Otro aspecto que no hay que confundir es el hecho de que ser un profesor empático no tiene nada que ver con lo de ser un “profe guay” o un “profe enrollado”. Para nada. La Empatía es algo mucho más profundo que ser “guay” o “enrollado”. De hecho, son estos profesores los que empiezan con una muy buena relación con los alumnos que con el tiempo se va deteriorando al no saber poner límites. Pero esto es materia para otro artículo.

Mi intención para con este artículo no es más que enseñaros cinco útiles y sencillas acciones para aumentar la Empatía con vuestros alumnos:


  1. Aprenderse los nombres. Puede parecer una obviedad, pero es algo a lo que hay que dar mucha importancia. A veces nos encontramos con profesores que, pasados varios meses, aún no conocen el nombre de sus alumnos o los confunden con asiduidad. Sé que habréis oído quejarse a vuestros compañeros de que tienen muchos alumnos y que lleva su tiempo aprenderse todos los nombres. Eso no es cierto. En pocos días se puede conseguir si os lo proponéis. Hay montones de trucos para aprenderse los nombres de los alumnos. Algún día os hablaré de ello. Otro consejo que os doy relacionado con este primer consejo es evitar llamar a vuestros alumnos por su apellido. No me digáis por qué, pero la experiencia me ha enseñado que una gran parte del alumnado odia que le llamen por su apellido. Cierto que existen varias excepciones y en ese caso y bajo la petición del alumno podéís hacerlo. Pero llamar a un alumno por su apellidos no hace más que crear un distanciamiento entre tú y el alumno debido a su excesiva formalidad.
  2.  Tener buena memoria. Por buena memoria me refiero a aquellas pequeñas cosas que para nosotros son poco importantes, pero que para nuestros alumnos significan muchísimo. Preguntarles por el partido del fin de semana contra su eterno rival, felicitarles por la consecución de un logro, interesarse por sus mascotas, mostrar interés que lo agradecen. Recordad sus caras si alguna vez lo habéis llevado a cabo.
  3. Mantener el contacto visual. Es muy frecuente que al principio o al final de la clase se nos acerquen los alumnos para preguntarnos alguna cuestión. En ese momento solemos estar pendientes de muestro material escolar y descuidamos el contacto visual con quien nos habla. Si no le miramos, el alumno captará que nos importa más lo que estamos haciendo que no lo que nos está diciendo.
  4. Escuchar en lugar de oír. La Escucha Activa consiste precisamente en diferenciar la palabra oír de la palabra escuchar. OÍR no es más que percibir sonidos, mientras que ESCUCHAR consiste en entender aquello de lo que se nos habla.Cambiar las preguntas cerradas por las preguntas abiertas. Un factor que nos puede ayudar a empatizar con nuestros alumnos tiene que ver con la forma con que formulamos las preguntas. Al interactuar con un alumno hay una gran diferencia entre preguntarle ‘si está preocupado’ a preguntarle ‘por qué está preocupado’. Mientras la primera pregunta se responde con un simple SÍ o NO, la segunda implica un por qué que creará un vínculo emocional entre tú y el alumno que debes aprovecha
 Si cuidáis detalles como los expuestos aquí, veréis como el clima de la clase tiene a ser más relajado y distendido. Son tan sólo cinco ejemplos de cómo podemos mejorar la empatía hacia nuestros alumnos. Os puedo asegurar que existen muchísimos más actuaciones y muy fáciles de llevar a cabo. Estoy seguro que tú también utilizarás algunas acciones para aumentar tu empatía. Si es así estaré encantado no de oírlos, sino de escucharlos…

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