A mal tiempo, buena cara: los beneficios que una sonrisa puede aportar a nuestra salud y estado emocional
La sabiduría popular no se equivoca cuando aconseja poner buena cara al mal tiempo. La ciencia ha demostrado que las
expresiones faciales sirven no solo para comunicar nuestro estado de
ánimo a los demás, sino también para generar y evaluar nuestras propias
emociones. Una cara alegre contagia alegría no solo a quien la observa, sino también a quien la pone.
Lo mismo sucede con el resto de las emociones básicas, en una suerte
de retroalimentación de nuestro sistema nervioso, cuyo primer
antecedente científico apuntó Charles Darwin en La expresión de las emociones en los animales y el hombre (1873). Un siglo después, el psicólogo norteamericano Silvan Tomkins postulaba los principios de esta hipótesis en la teoría del feedback facial, también abordada originalmente por Caroll Izard y que aún hoy es motivo de controversia.
Lo cierto es que tanto las expresiones faciales como algunas posturas y gestos provocan respuestas fisiológicas en nuestro organismo, una realidad innegable que cualquiera puede constatar por sí mismo.
En el caso de la sonrisa, los descubrimientos más recientes acreditan
su influencia en nuestro estado de ánimo, la reducción del estrés y el
fortalecimiento de nuestro sistema inmunológico. Según los expertos,
sonreír estimula también el pensamiento positivo y aumenta nuestra
capacidad creativa y productividad. En cuanto al aspecto, nos hace
parecer más accesibles y confiables.
Por si no fuera suficiente, la sonrisa es más contagiosa que los bostezos.
Y además, es gratis: no cuesta nada, y puede ahorrarnos muchos recursos
y energía en la reparación de nuestra salud y estado de ánimo. Hemos
resumido sus bondades en esta infografía, con diez de los mejores
motivos para sonreír.
Así que ya lo sabes, ¡sonríe!
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